Por Mario Alberto Estrella.- La pobreza se ha convertido en un arma de destrucción masiva. Las palabras migrantes, muro y crisis humanitaria se han ido instalando poco a poco en nuestro día a día.
Desde 2015 las crisis migratorias se diseminaron por el mundo como una epidemia.
Mientras Europa contemplaba la militarización de sus fronteras y la construcción de muros, para evitar lidiar con los 300 mil migrantes que cruzaron el mar mediterráneo, los medios de comunicación llenaban sus espacios con noticias sobre la muerte de migrantes que huían de sus países devastados por conflictos armados.
¿Te suena familiar?
La migración hondureña al norte no es nada nuevo, diariamente unos 300 hondureños abandonan su país de manera irregular, sin embargo, nunca antes se había visto una caravana migrante tan bien organizada, disciplinada y sincronizada políticamente como la que llevó 14 mil almas, hasta Tijuana el 6 de noviembre pasado, justo el día de las elecciones intermedias en los Estados Unidos.
Un oficial de inteligencia afirmó que no se trató de un evento espontáneo, diferentes agencias encontraron evidencia de que la caravana de octubre se organizó de antemano.
Una organización no gubernamental con sede en Chicago, llamada Pueblos Sin Fronteras, dirigida por la pastora Emma Lozano fue la que lanzó la convocatoria.
Hoy centenares de inmigrantes varados en Tijuana contemplan el retorno a casa, de la mano de los más de cinco mil, que a la fecha han sido regresados a esta frontera, para esperar les sea resuelta su solicitud de asilo en los Estados Unidos.
El sueño americano de nuevo se convierte en la pesadilla mexicana.
Una vez más los miserables han sido robados de sus esperanzas y utilizados como carne de cañón en una lucha sin cuartel entre globalistas y nacionalistas.
¿Tú que opinas?