Por Mario Alberto Estrella.- Casi 200 años después de su nacimiento, la frase nunca ha sido más acertada, hoy los mexicanos nos hemos convertido en rehenes de las aspiraciones políticas de Donald Trump.
Cada vez que el mandatario norteamericano necesita llamar la atención, se vuelca contra México cual novia bipolar. Sin importarle aparentemente el impacto de sus palabras en los mercados.
Tres años después del primer desplante de Trump contra los mexicanos, seguimos recogiendo los platos rotos.
En la semana que termina quedó demostrado que aun contra nuestra voluntad, bailamos al son que le plazca al Señor Trump.
¿Y cómo ha reaccionado el gobierno de México?
Ni tardo ni perezoso Ebrard anunció que México desplegará seis mil elementos de la nueva Guardia Nacional en la frontera con Centroamérica.
Andrés Manuel recurrió su especialidad, con un plantón… una marcha… un acto público.
El presidente de la república convocó a todos, todos, todos los sectores a aventarse la vuelta a Tijuana y enseñarle a manera de caravana al “siñor Trump” de que estamos hechos.
Llamando a “Un acto de unidad para defender la dignidad de México y en favor de la amistad con el pueblo de Estados Unidos”.
Ni pensar en aventarse una vuelta a la reunión del G20 para contarles que “nos dejaron un cochinero, estamos luchando contra la corrupción… ya tu sabe”.
Rápidamente las redes sociales respondieron al llamado de nuestro “commander in chief” con el hashtag #ConmigoNoCuentesLopez mediante el cual los mexicanos le hicieron saber al presidente que no hay de queso, el sábado no se puede, ya habíamos programado la carnita asada en casa de mi compadre… ahí mejor pa la otra.
Hace décadas México debió diversificar sus fuentes de ingreso para evitar ser usado como colorida piñata.
Por suerte parece que ya le llegó el mensaje a nuestro presidente que afirmó: Hay que diversificar las relaciones comerciales y no poner todos los huevos en una canasta.