Por Mario Alberto Estrella.- Hace apenas una semana, el banco de México puso en funcionamiento el CoDi, la plataforma de Cobro Digital que pone el primer ladrillo para un México sin efectivo.
Ya de sobra te hemos hablado de cómo el dólar como moneda fiduciaria tiene sus días contados.
A estas alturas la onza de oro se encuentra rondando los 1500 dólares, en los últimos años este metal ha incrementado su valor casi en un 80%.
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En India hace exactamente un año el gobierno tuvo que tomar el control del banco IL&FS para evitar un posible impacto “catastrófico” en el sistema financiero de aquella nación y lo más probable es que antes de que se acabe el mes tenga que hacerlo de nuevo, ahora con el Banco PMC cuyos directivos fueron arrestados este fin de semana por defraudación, dejando a la institución bancaria con un déficit de fondos cercanos a los 50 millones de dólares. Poca cosa, si no estuviéramos hablando del sistema bancario de la sexta economía más poderosa del mundo ¿Cómo estarán las demás?
Si a esto le sumamos que el Banco Mundial ha estimado que el crecimiento económico para este año será de sólo 2.4% a nivel mundial con una tendencia a llegar al cero por ciento en el futuro cercano.
Y que actualmente la deuda de los Estados Unidos ronda los 23 billones de dólares, 69164 dólares por cabeza sin importar si eres güero, pocho o del color que seas. Si naces o te nacionalizas estadounidense ya estás debiendo en este momento 2 camionetas cero kilómetros. Lo que supera en10,000 dólares por persona el producto interno bruto de los Estados Unidos.
La deuda se ha convertido en una bomba de tiempo a nivel mundial.
Hace 10 años, 68 por ciento de los países mantenían endeudamientos cercanos al 30 por ciento de sus productos internos brutos, actualmente el 75 por ciento de los países se encuentran en esa condición.
La realidad es que luego de la crisis de 2008 las cosas nunca volvieron a ser las mismas, a decir verdad, el modelo en que sustentamos nuestra economía desde 1944 se encuentra en estado crítico desde hace once años.
En la última década sólo nos hemos ido acomodando a vivir con menos, en un planeta en el que cada vez somos más pero contamos con menos recursos.