Por Mario Alberto Estrella.- “Una gran civilización no es conquistada desde fuera, eso solo es posible hasta que se destruye ella misma desde adentro.” Es la frase inicial de la película Apocalypto.
Lo que sucedió en Bolivia sin duda fue un golpe de estado, sin embargo esto fue posible por que había un sector de la población descontento. Los poderes fácticos simplemente le echaron gasolina a un fuego que ya tenía rato encendido.
El príncipe que más dura es el que es amado y temido por igual dijo Maquiavelo, y a Evo le fue menguando el cariño de su pueblo a lo largo de 14 años.
Evo sacó de la miseria al 25 por ciento de la sociedad y dejó una de las más bajas tasas de analfabetismo de todo el mundo, triplicó el producto interno bruto de Bolivia. Sin embargo estos beneficios no llegaron a todos. Se enfocó tanto en los indígenas que prácticamente dió la espalda a los demás.
Es una pena que el legado de Evo Morales se reduzca de esta manera.
Por no saber leer a su pueblo, por no atender las señales a tiempo. Ya le habían dicho que no en un referéndum.
En 2002 Hugo Chávez fue derrocado aprendido y privado de su libertad, sin embargo fue repuesto por que en ese momento aún contaba con el apoyo de su gente. ¿Por qué? Porque sólo tenía tres años al frente de Venezuela.
Evo se empecinó en mantenerse en el poder mucho más allá de su fecha de caducidad.
La verdad es que ningún demócrata debería gobernar más de 10 años.
El poder corrompe, el poder absoluto corrompe absolutamente, es una droga que no debe administrarse por periodos prolongados.
Hay que saber retirarse a tiempo.
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