Por Mario Alberto Estrella.- En un mundo que se aferra a su bipolaridad, la tolerancia ha abierto un abanico de posibilidades multicolor.
Pasamos de ser hombres o mujeres a necesitar un abecedario completo para definir de qué manera comemos el postre.
Metimos al Estado a lo más íntimo de nuestras alcobas, por que no es suficiente con comer chocolate, hay que recordar que no todos los chocolates son iguales, hay chocolate blanco, chocolate con leche, chocolate suizo… chocolatote… chocolatito…necesitamos que el mundo esté de acuerdo con la manera precisa en que disfrutamos de nuestro chocolate, y si no están de acuerdo los señalamos, los acusamos de fóbicos… los quemamos en la hoguera.
¿Desde cuando un acto que realizas unos minutos al día define tu entera existencia?
¿Por qué es tan importante la ideología de género?, ¿es realmente importante?
¿Comes tu chocolate y te conviertes en un evangelista de la diabetes?
Realmente a nadie debería importarle lo que sucede entre tu y tu chocolate.
¿O es que acaso la sexualidad se ha convertido en la religión del siglo XXI?
¿Son acaso los practicantes de la pansexualidad los testigos de jehová de la nueva era?
O simplemente se trata de otro hueso que nos han tirado para que nos entretengamos, así como la libertad, la democracia y todas esas bellas ideas que al final en la práctica son solo eso… ideas.
Poco a poco hemos pasado de ser inclusivos a convertirnos en una máquina de propaganda, en un capítulo en el que se juntaron las series Arrow, Flash, Legends of tomorrow y Supergirl en 4 escenas románticas que contenía tres de las parejas eran Gay, y como colofón los heterosexuales eran retratados como infelices.
Lentamente fuimos de aceptar, a promover las capacidades amatorias diferenciadas.
Pero no todo está perdido.
Para ti macho retrógrada de lomo plateado y cabeza cuadrada, hay un lugar lleno de alcohol y bellas mujeres. Donde tus ideas conservadoras son ley.
En días pasados el presidente de Rusia, Vladimir Putin denunció, al final de la cumbre del G20 que se están imponiendo ideas “progresistas” a una sociedad que no las solicita.
“En Rusia tenemos una ley, criticada por todos, la ley que prohíbe la propaganda homosexual entre los menores”, dijo el presidente que no es tan putin. “Deja que una persona crezca, se convierta en adulto y luego decida quién quiere ser, dejen a los niños en paz”, concluyó Putin