Agencias.- En los últimos meses Guanajuato ha sufrido dos fenómenos que diezman a su población: la violencia que causan los grupos criminales y la epidemia del covid-19. Y aun cuando diversos grupos sociales, académicos, activistas, así como las familias de los afectados reclaman justicia y apoyo al gobernador, él guarda silencio. Y este no hacer es aprovechado por las bandas delincuenciales para hostilizar a la población, sobre todo a los policías preventivos, los que más muertos han tenido.
En estos días, hay dos formas de contar la muerte en la entidad: la de quienes fallecen a causa de covid-19 y la de las víctimas de la violencia cotidiana protagonizada por los grupos delictivos, que sin miramientos ajustan cuentas a sus rivales y arrasan con todo: familias, niños que juegan en la calle, ancianos sentados a la puerta de su casa, cortejos fúnebres, policías.
Los guanajuatenses han vivido las semanas de emergencia sanitaria inmersos en una doble letalidad: la de la violencia criminal y la del virus, que se entrecruzan en una espiral creciente, según constatan las estadísticas y reportes oficiales.
Grave e incontrolable lo de Guanajuato: AMLO
El Gobierno federal llamó a la población a no proteger a los grupos de la delincuencia organizada.
Lo anterior, luego de señalar que administraciones pasadas dejaron crecer el huachicol, y “lo que sucedió el fin de semana en Guanajuato, está relacionado con eso, con estructuras de apoyo”.
Estos grupos, añadió, como el caso del huachicol manejan nóminas para entregar por semanas apoyos, por eso cuando hay una detención salen a enfrentar, a quemar carros y ojalá se entienda que eso no es conveniente y no apoyar a esos grupos.
“Nosotros vamos a garantizar a todo el bienestar, para que nadie se vea obligado a tomar el camino de las conductas antisociales, no es solo el uso de la fuerza, es atender las causas que originan la inseguridad y la violencia”.