Por Mario Alberto Estrella.- El milagro mexicano es como se le conoce a el desarrollo estabilizador, el modelo económico utilizado en México desde 1952 hasta 1970.
Sin embargo cincuenta años después nos hemos actualizado y contamos con unos cuantos milagrillos que compiten por ser el moderno milagro mexicano.
Siendo nuestra tierra un lugar mágico por antonomasia, los milagros abundan y no es necesario escarbar mucho para encontrarlos, como los bienes raíces de Manuel Bartlett que a últimas fechas le han salido mas propiedades que al aloe vera.
Y ya entrados en materia, sin duda uno de los milagros modernos que más ha capturado nuestra atención es el avión presidencial.
Ese enorme ave de metal que tiene más de nueve meses estacionado en un hangar en el extranjero y a la fecha nos ha costado más de 10 millones de pesos por no usarlo.
El mismo avión se ha convertido en un verdadero milagro, ya que sin siquiera venderse el dinero ya se ha destinado al menos a cuatro causas distintas entre ellas el plan de migración y más recientemente agua para Hidalgo, aunque en realidad de sobra ya se ha dicho que de la venta del avión no se obtendrá ningún dividendo.
¿No será que tanto ha machacado la oposición con eso de “mesías tropical” que el presidente ya está contemplando multiplicar los peces?
Que no le pregunten a Felipe Calderón por que de seguro pedirá que le conviertan el agua en vino.
Pero sin duda el verdadero milagro mexicano es Vicente Fox.
Resulta milagroso que el expresidente se encuentre suelto por las calles y no en una institución mental. Luego de ir y venir al PAN igual que novia bipolar. El expresidente llamó a los panistas que aún sobreviven a luchar contra el ‘falso profeta’ y ya de paso “darle en la madre a la cuarta transformación”.
Con este nivel de polarización el verdadero milagro será encontrar un camino para coexistir en armonía porque como dijo Juan Rulfo: Nos salvamos juntos o nos hundimos separados.
